La incipiente cultura cervecera
Esteve
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Qué las cervecerías artesanales hemos venido a dar un vuelco al mercado de la cerveza en España es algo más que evidente y los resultados ya se pueden ver en tiendas, centros comerciales y cervecerías.
Los datos apuntan al inicio de una cultura cervecera más amplia de la que se ha venido desarrollado hasta el momento, pero falta definir el modelo de mercado cervecero. Hace unos 30 años la industria vinícola tenía un ejemplo claro sobre cómo desarrollar su mercado. Todas las miradas estaban en Francia, donde el el sector del vino estaba mucho más avanzado. El gran trabajo desarrollado en torno a las diferentes variedades, las regiones y la calidad, hacían del vino un producto con un gran valor añadido.
En el caso de la cerveza la cosa se complica porque en Europa coexisten diferentes modelos y diferentes culturas. Tenemos a los belgas cuya cultura cervecera es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad; tenemos a los ingleses con más de 1.300 cervecerías con unas producciones locales muy interesantes. Por último, el modelo alemán donde tradicionalmente las variedades de cerveza se relacionan con el territorio.
¿Cuál será el modelo de España? Eso es lo que deberíamos definir entre todos. Si todos tenemos claro que lo importante es fomentar la cultura cervecera, es necesario que los fabricantes de cerveza en España nos pongamos de acuerdo para profundizar y ganar cuota de mercado, más que pensar en perder. El miedo a que lleguen otros a quitarnos consumidores es infundado, y no hablo solo de la cerveza artesanal, sino también de las cervezas de importación. Si somos más, con más propuestas y más ideas, tenemos una oportunidad única para fidelizar a consumidores de cerveza aportando argumentos para apostar por la cerveza, en todas sus opciones.
El consumidor esta informado y cada vez tiene más claro cuál es la diferencia entre las distintas propuestas de cerveza que se le presentan. Aunque lentamente, comienza a reivindicar que el acompañamiento a un buen menú de 40€ no esté acompañado de la misma cerveza que le sirven en el menú de una hamburguesería. Los restaurantes también comienzan a ser conscientes, pero la distribución aún no sabe cómo afrontar estos cambios.
Cervezas que se explican y que compiten con un buen vino de reserva y no con refrescos es, ciertamente un camino diferente a explorar por la cerveza artesana. Ni mejor ni peor, pero diferente, y ello conlleva cambiar el chip de todo el sector por el bien común. En ello estamos, trabajando duramente para tener un futuro sostenible. ¿Alguien más se apunta?
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